Jugar con harina es muy divertido. Y si no que se lo digan a mis niños. Además, se trabajan un montón de cosas.
Eso sí, nos pusimos blancos hasta las orejas, pero lo pasamos genial. Juntamos la harina, la separamos, hicimos círculos, rayas, soles, niños, pizzas, números, letras, cualquier cosa que se les ocurriese. Os aconsejo que de vez en cuando juguéis con harina en clase o en casa.
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