Esta actividad ya la hice con el grupo que tuve anterior a éste, cuando estaban en cinco años.
Esta vez he perfeccionado la técnica.
Encargué a una compañera 25 cajas de zapatos blancas, para que así fueran todas iguales.
Cada niño se llevó la suya a casa y con ayuda de sus papás (mucha ayuda, claro, porque la tarea era complicada), tenían que decorar la caja como quisieran. Yo luego me encargaría de hacer la ranura y la puertecita. Pues como siempre, los padres me vuelven a sorprender. ¡Qué cajas tan bonitas han traído!
Nos han quedado unos buzones preciosos. ¡Me encantan!
Y además, algunos niños ya han empezado a recibir cartas y notas.
Os dejo unas fotos para que os hagáis una idea lo que os hablo.
Estos son los dos primeros buzones que llegaron a clase. El de Leo y el mío. |
Esta foto es de la parte trasera de los buzones. Merecía la pena hacer foto. |
Con pegamento caliente he ido uniendo los buzones. Cada uno ha elegido la etiqueta en la que va su nombre. |
Los hemos puesto fuera de nuestra clase al lado de la puerta para que los que quieran nos puedan echar cartas. |
Este cartel explica qué hay que hacer. |
Y para completar la actividad, el fin de semana pasado me dediqué a escribir una postal a cada niño y enviársela a su casa. ¡Cuánto tiempo hacía que no escribía cartas! ¡Me dolía hasta la mano! Jijijiji
Pero la verdad, estoy contenta, porque creo que a ellos les hace ilusión. Y a mí. Ya han empezado a recibirlas.
La verdad es que está bien esto de recibir cartas que no sean del banco o propaganda.
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